El niño que se fuma dos paquetes al día

Hola cabrónidas! Os dejo un gran vídeo de un niño indonesio al que sus padres le han inculcado la costumbre tan bonita de fumarse 40 cigarrazos al día. Yo lo he leído en la última página de La Gaceta y me ha dado por buscar en Youtube su nombre...y claro! Youtube lo tiene todo, ahí estaba el chavalín dándolo todo con su cigarro, fumando más tranquilo que Jara en la barra del St. Patricks. El niño está abocado a morir a los 10 años de cáncer de pulmón.
Por cierto, si al niño no le dan de fumar le entra el mono y le da de hostias a todo lo que pilla por delante...muy típico en un niño de 2 años...Me imagino una conversación con otro niño indonesio de su edad:

Compi - Hola Ardi, ¿jugamos a algo ficticio? (allí no existen los juguetes)
Fumador - ¿Cómo que si jugamos? ¿tienes un cigar?
Compi - ¿Qué es eso?
Fumador (con un poco de mono) - ¿Cómo que qué es? Corre a pedirle uno a tu padre anda!
Compi - Mi padre está recogiendo arroz para que pueda yo comer luego. Tiene que recorrer 30 km para ir a trabajar.
Fumador (con más mono) - Me cago en diez! ¿Tú por quién me tomas? O me consigues un cigarro o te reviento la cabeza!
Compi - Buuuuaaaa (lloriqueo del indonesio)...Mamaaaaaaaa!!
Fumador (enmonado total) - Pedazo de gilipoyas! Corre con tu puta madre! y dile que te dé un cigarro de mi parte anormal!!!

Primero os pongo el escrito de La Gaceta y a continuación el vídeo.

Un niño indonesio de dos años fuma dos paquetes de tabaco al día:

Un padre indonesio ha convertido a su hijo de dos años en unadicto a la nicotina que fuma dos paquetes de tabaco al día, sólo de su marca favorita, y si no, se enfurece
y se golpea contra las paredes, presa del síndrome de abstinencia. Ardi Rizal, que vive en una aldea de la isla de Sumatra, ha saltado a la fama en Indonesia a través de un serie de grabaciones y fotografías en las que aparece fumando de manera compulsiva montado en un triciclo. “Está totalmente enganchado. Si no le damos cigarrillos, se enfada, grita y se golpea la cabeza contra las paredes”, asegura Diana, su madre.




A Punto.